Lo cierto es que simplificamos la elaboración del pastel al máximo para que Omar pudiera prepararlo. Llevaba una semana preguntándome si yo le querría ayudar con el pastel de Sant Jordi y claro, la tía no pudo resistir la tentación de darle el gustazo a su sobrino. Y le ayudé a preparar una deliciosa gelatina sobre la que montamos la foto comestible de pasta de azúcar, especialmente diseñada para la ocasión por su madre.
Y lo mejor de todo... la merienda de Sant Jordi! estaba buenísima!!!!
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